Desde el inicio del tiempo existió la buena y la mala gestión.

En el principio fue el reinado de las grandes gestiones, cuyas hazañas quedaron para siempre en la memoria colectiva defendiendo a los indefensos, a los sin voz, a los necesitados de siempre combatiendo todo tipo de injusticia.

Pero con el paso del tiempo un extraño cambio dio vuelta la historia.

Algunas grandes gestiones fueron mutando, vendiendo sus lealtades, engañando a quienes los habían elegido para defenderlos, traicionando a sus propias palabras, pensando en su beneficio propio, olvidándose de todo y de todos.

Ya nadie sabía a quien creerle, cual era la mala y cual era la buena gestión.

Y fue así que surgió la otra gestión…la gestión que se pregunta, la que se cuestiona, la que está en contra de nadie y a favor de todos.

ESA GESTIÓN ESTÁ CRECIENDO EN ESTE INSTANTE...

jueves, 27 de octubre de 2011

Un año sin Néstor

Hace exactamente un año atrás, la muerte de Néstor Kirchner me tomó por sorpresa igual que a todos. Al otro día, por la mañana, me encontraba en Plaza de Mayo solo, pero acompañado en el sentimiento de congoja de un montón de personas que deambulaban con la misma tristeza a cuestas que la mía. Me acerqué al vallado para leer las ofrendas de cartulinas e improvisados papeles que por cada minuto transcurrido se iban multiplicando. No había mucho en que pensar, tampoco mucho que decir. Solamente esas consignas en las vallas y en el suelo lo decían todo. Fue difícil estar ahí, pero más difícil fue imaginarme que podría venir, que sería de mañana, pasado o el mes siguiente. Que sería de todos nosotros cuando volviéramos a nuestras casas. Hoy, a un año de ese momento tengo las mismas sensaciones que aquel día en la plaza. Un nudo en la garganta, llanto, dolor, tristeza. Pero se que una vez terminado este día, mañana me levantaré porque la vida continua y cada día que pase iremos entre todos construyendo el país que queremos. Porque Néstor fue solamente un hombre, pero un hombre que inspiró a muchos otros hombres y mujeres a que si nos involucramos, si peleamos por nuestros ideales, si nos comprometemos desde nuestro lugar podemos cambiar las cosas. Néstor me enseñó a usar la política como instrumento de cambio social y yo en ese momento sentí que ya no haría falta sacar las cacerolas, putear y cantar en contra de la política. Aunque tampoco me he sentido un “soldado del pingüino” ni siempre estuve a favor de alguna de sus políticas o funcionarios, sin embargo, yo creo en este proyecto. Creo en los miles de jóvenes que como yo que tomamos esta hermosa conciencia de transformación, este valor de comprometernos por lo que sentimos.
Hoy la política no me es ajena, porque yo, nosotros, somos la política y eso es algo para agradecer.
¡Gracias Néstor!

 Juan.-
 27 de octubre de 2011.

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