Desde el inicio del tiempo existió la buena y la mala gestión.

En el principio fue el reinado de las grandes gestiones, cuyas hazañas quedaron para siempre en la memoria colectiva defendiendo a los indefensos, a los sin voz, a los necesitados de siempre combatiendo todo tipo de injusticia.

Pero con el paso del tiempo un extraño cambio dio vuelta la historia.

Algunas grandes gestiones fueron mutando, vendiendo sus lealtades, engañando a quienes los habían elegido para defenderlos, traicionando a sus propias palabras, pensando en su beneficio propio, olvidándose de todo y de todos.

Ya nadie sabía a quien creerle, cual era la mala y cual era la buena gestión.

Y fue así que surgió la otra gestión…la gestión que se pregunta, la que se cuestiona, la que está en contra de nadie y a favor de todos.

ESA GESTIÓN ESTÁ CRECIENDO EN ESTE INSTANTE...

viernes, 13 de junio de 2014

Los debates públicos de Miguel Ángel Pito

Los debates públicos de Miguel Ángel Pito
Por Juan Varela. Junio 2014

Damas y caballeros, muy buenas noches. Bienvenidos a otro debate público sobre la condición humana. Mi nombre es Miguel Ángel Pito y en esta ocasión hablaremos de un tema fundamental y trascendental para la vida ser humano: El amor.
¿Qué es el amor? ¿Qué entendemos por amor? ¿El amor está o es una construcción sociocultural? Para eso contaremos esta noche con la presencia de dos expertos en la materia que debatirán, siempre en buenos términos y a la altura de las circunstancias y ustedes desde sus casas sacaran sus propias conclusiones. Por favor, demos un fuerte aplauso al corazón, Doctor Carlos Salvador Bilardo y al cerebro, el señor César Luís Menotti.

Bilardo y Menotti: Buenos Noches

Pito: Mi primera pregunta es bastante fácil ¿Qué es para ustedes el amor?

Bilardo: Bueno Miguel Ángel, en principio gracias por invitarme. Lo primero que podría decir es que el amor no es una definición que podamos dar con palabras, si no más bien es algo que sucede.

Pito: No hay una definición

Bilardo: No con palabras

Pito: ¿Usted piensa lo mismo señor Menotti?

Menotti: Para nada Miguel Ángel. El amor es solamente un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista. Se puede interpretar como un especie de sentimiento relacionado al apago o la dependencia hacia la otra persona.

Pito: Es un sentimiento

Bilardo: Un sentimiento que no tiene explicación

Menotti: Tiene explicación, la acabo de dar…

Bilardo: A ver, técnicamente existe una definición porque la tiene que tener, pero el amor está en todos lados

Menotti: No está en ningún lado doctor Bilardo, lo que está en todos lados es el aire y también tiene una definición, agarre un diccionario

Bilardo: Me refiero a que no se puede encasillar al amor según la cultura, el amor simplemente está y sucede

Menotti: Lo que el doctor Bilardo quiere decir es que cuando dos seres humanos tienen una atracción física y coinciden en uno o más aspectos acerca de una forma de vida pueden llegar a tener una compatibilidad

Bilardo: Sienten amor señor Menotti, no compatibilidad

Menotti: No engañemos a la gente con los cuentitos infantiles de la flecha de Cupido o las mariposas en el estómago. Esas cosas son banalidades que confunden. Si usted siente un cosquilleo en el estómago debe tener una gastritis.

Pito: ¿En qué sentido confunden?

Menotti: No existe la media naranja, no existe ese alguien que nos complete. Eso surgió de la propia inconformidad y vacío existencial del ser humano, de creer que hay alguien en este mundo capaz de llenar esos espacios que no podemos hacerlo por nosotros mismos. El amor hacia el otro es poner nuestro propio amor por fuera

Bilardo: No estoy de acuerdo

Pito: Expláyese Doctor Bilardo

Bilardo: El ser humano nació de la cruza de otros seres humanos, es imposible pretender que el ser humano sea individualista. El amor es una condición natural   

Menotti: Estamos hablando de amor, no se concepción y a lo que voy es que desde niños nos han engañado diciéndonos que el amor hacia la otra persona era lo más importante y lo único que hemos logrado como sociedad es no creer en el otro. Celos, engaños, mentiras, infidelidades, frustración, traición, dolor.

Bilardo: El amor muchas veces trae consigo el desamor. Cuando hay mucho amor se disfruta y se vive al máximo por eso. Pero cuando ya no hay más el precio puede ser demasiado caro

Menotti: El amor es dependencia hacia la otra persona y tapa falencias propias

Bilardo: También es libertad señor Menotti, cuando ama usted es libre

Menotti: Cuando uno ama es libre, es cierto, hasta que la otra persona lo quiere a su imagen y semejanza, entonces por poner un ejemplo, el hombre cambia ir a jugar al fútbol con sus amigos para quedarse en casa a escuchar el sin fin de pavadas que le pasó en el trabajo a su amada ¿Eso es libertad Doctor Bilardo?

Bilardo: A pesar de que lo planteé en esos términos catastróficos y mal intencionados yo creo que si

Menotti: Pongamos otro ejemplo pero a la inversa. Cuando un hombre cela permanentemente a la mujer porque se viste de tal forma o habla con tal persona y ella no tiene otro remedio que cambiar hábitos tan comunes y ordinarios como hablar con compañeros de trabajo solamente para que su amado no se sienta amenazado en su amor ¿Eso es libertad?

Bilardo: Hay otros casos de comprensión y entendimiento. De construcción del vínculo

Pito: ¿Podríamos entender entonces al amor como una construcción donde hay cosas que hay que ceder por el bien de ambos?

Menotti: Pienso que es una construcción. Pero para que el amor entre dos personas sea un verdadero acto libertario debería dejar ser a la otra persona

Bilardo: El engañar o el celar no son cosas propias del amor, si no del miedo que nos da perderlo. Es una consecuencia del miedo a amar.

Menotti: También hay que entender que el ser humano es un animal de costumbre y que en algunas sociedades está bien vista la bigamia por ejemplo. El amor para toda la vida es una construcción social nuestra que con el tiempo se ha modificado a través del divorcio, las segundas nupcias, etc.

Pito: Buen punto de partida ¿Se puede amar a una misma persona toda la vida?

Bilardo: Si claro

Menotti: Para nada, lo que es quizás para toda la vida es una dependencia hacia la otra persona que no tiene nada que ver con el amor. Cuando una pareja lleva una determinada cantidad de años juntas, el amor, la pasión y todas esas cosas que defiende el doctor Bilardo se van transformando en rutina y acostumbramiento a la otra persona y así escaparle quizás al miedo de sentirse solos. 

Bilardo: El amor siempre está, quizás no de la misma manera que el primer día, porque el ser humano cambia, pero si están juntos tengan uno, cinco o cuarenta años como pareja es porque el amor sigue intacto, si no, ya se hubieran separado.

Menotti: Y Papá Noel entra por la chimenea con todos los regalos para todos los niños del mundo

Bilardo: No tenes corazón
                                                                                                     
Menotti: Y vos no tenes cabeza

Pito: Por favor señores, sin agresiones  

Menotti: El ser humano toma al amor hacia la otra persona como una pertenencia. Como un objeto para dejar contento a su propio ego y frustración. El amor desde la concepción propia de la vida siempre fue machista y sexista

Bilardo: El amor es la misma eternidad. Cuando uno se cruza con esa persona que te hace dar vuelta todo, cuando sentís lo que único que genera esa persona en vos son cosas buenas y que tu cuerpo, tu cabeza, tu corazón y alma están siempre pensando, queriendo y deseando a esa persona simplemente eso es amor.

Menotti: Me haces emocionar. Por las dudas andá a ver a un médico porque podes tener un principio de infarto

Bilardo: O un Acv…

Pito: Evidentemente hoy no nos vamos a poner de acuerdo sobre lo que es el amor y lo que genera. Me quedo con que es una construcción y algo que sucede. El amor es tan racional como irracional  que nos confunde y también es tan libertario como dependiente.
Recuerdo que una vez un profesor en la universidad me dijo que al amor no se le tiene que cuestionar y otro me dijo que el verdadero amor es aquel que nos compromete y nos hace pensar sobre quienes somos.
Con esta pequeña reflexión me despido del corazón, el doctor Carlos Salvador Bilardo y del cerebro, el señor César Luís Menotti. Y será hasta la próxima para seguir pensando y reflexionando. Mi nombre es Miguel Ángel Pito y esto fue otro debate público. Muchísimas gracias. 




lunes, 30 de diciembre de 2013

Las tetas más bonitas del mundo (No todo lo esencial es invisible a los ojos)

Las tetas más bonitas del mundo (No todo lo esencial es invisible a los ojos)
Por Juan Varela  
Varelópolis + Zuviría
Noviembre - Diciembre 2013
Correctores: Leandro Tirel y Santiago Varela

En este momento podría ponerme a pensar que cosas me enamoraron de ella. Podría ponerme meloso y describir de una manera poética su elegante andar, su cautivante boca, siempre roja e incondicional, o sus ojos de mar profundo cuando me miran, pero no. Yo prefiero afirmar que lo más me enamoró fueron y serán sus dos hermosos y grandes encantos: las tetas más bonitas del mundo.
Según su propio relato, ellas llegaron de una manera inesperada. Un regalo adelantado de navidad, después de tres días en cama por una angina, una mañana cualquiera de primavera se levantó y allí estaban. Gigantes, exorbitantes, llenas de vida, dispuestas a llevarse el mundo por delante y sin pedir permiso. Como si la propia naturaleza le hubiese encomendado una misión trascendental: Llevar con altura y elegancia aquel par de tetas.
Desde entonces nada volvió a ser igual. Los chicos la empezaron a ver diferente, sus amigas le empezaron a tener envidia y los negocios de lencería la empezaron a rebotar con la excusa de no tener el talle adecuado de corpiño.
Aquel sueño, de la chica modesta con grandes pechos, se había transformado en la pesadilla de la chica retraída y avergonzada de lo que la propia naturaleza le había otorgado. Aquellos pechos eran un caldo de cultivo que amenazaba con destruir su pequeño mundo de fantasía y eso sin dudas era una lástima.
Era una lástima porque en aquel entonces, ella no sabía que millones de chicas querían tener lo que ella odiaba y pretendía esconder. No sabía que miles de chicas de todas las edades se someten año a año a cirugías para tener más busto y aun así, aunque pudieran llegar a tener el tamaño deseado no era lo mismo. No eran turgentes, eran rocas. No eran naturales, eran artificiales. No eran pechos tiernos y llenos de vida. Eran siliconas feas y encapsuladas. Si, era una verdadera lástima.
Podría decir que amaba cuando la veía recogerse el pelo, porque con los brazos arriba tenía la mejor vista para el mejor espectáculo de ballet que el hombre haya conocido. Aquellas ubres se balanceaban con un baile sensual e hipnótico. Yo estaba ahí y era tal mi fascinación, mi felicidad por observar cada detalle, cada movimiento, que hasta creía que me saludaban, que me decían a su manera: “Sacanos de acá…Queremos ser libres”. Y como las entendía  ¿Pero acaso su cruel reina las tenía sometidas a las dos como esclavas de su propia infelicidad? ¿Por ver el árbol y no ver el bosque? Quizás por no permitirse ser libre y dejarlas libres.
Nadie, ni el Arjona más inspirado, ni el peor de los Sabinas; podrían describir en mil canciones el verdadero valor de aquellas tetas, las más bonitas del mundo. Ni siquiera yo me he osado a poner en palabras lo que ellas me regalaban. Sin pedirme nada a cambio, solamente mi lealtad incondicional.  
Hasta que un buen día y luego de mucho esfuerzo y correcta dedicación pude conquistar a la dueña de semejantes atributos. Ella se quedó con mi corazón y yo con su mejor seducción. No me arrepiento si les digo que fue el mejor trato que pude haber hecho en toda mi vida.
Fue así como nos conocimos, como nos entendimos y como nos enamoramos desde un primer momento, hasta que la noche más brillante de todas, por fin, las pude conocer en su mayor esplendor, en vivo y en directo y en alta definición.
No les miento si les digo que fue como estar en el cielo, no les miento si les digo que fue el mejor regalo a mi esfuerzo más sincero. No les digo lo que fue, porque no encontraría palabras perfectas para definir lo perfecto. 
Desde entonces nunca me alejé, nunca me desligué de ellas ni de su dueña. Jamás volví a ver otras. Así mi amor por ella empezó a crecer y ella a sentirse más liberada y amigada con sus pechos. Ya no era la chica retraída que conocí, era sin dudas otra persona.
Con el tiempo las empezó a escotar más en público y ellas empezaron a sentirse más cómodas y liberadas. Aunque varios transeúntes osaban con ponerle sus indiscretas miradas encima y decirle las palabras más horribles en forma de piropos, pero hasta Dios sabía que ellas me querían a mí, por constancia, por esfuerzo, por dedicación… por amor. Entonces mi sonrisa era cada vez más y más amplia. Sabía que todos querían tener, lo que yo tenía.
En este momento podría ponerme nostálgico y recordar, como ese tango en el que todo tiempo pasado fue mejor. Seguro. O bien podría afirmar, sin titubear que aquellos dos sueños eran míos y de nadie más ¿De nadie más?
Y aquí estoy, mirando con ojos llorosos como mi chica le entrega con placer y mucho amor sus grandes pechos a otro. Nunca creí que llegaría este día, pero hoy la vida me enseñó, como dice la canción, que nada es para siempre y ese nada y ese para siempre se inmortalizó en una pequeña criatura que a partir de ahora llamaré: hijo.
Ahora aquellas tetas son el alimento y el deseo de alguien más. Y bien ganado se lo tiene. Él no lo sabe ahora, pero seguramente crecerá sano y fuerte y nunca le faltará de donde poder agarrarse.
Hoy su madre le regaló a nuestro hijo lo que más amaba de ella y nunca estuve más de acuerdo en toda mi vida. Lo decían sus ojos brillos como los míos y sus hermosos pechos lo afirmaban.
Quizás algún día, cuando sea más grande, le cuente la más maravillosa historia de las tetas más bonitas del mundo.

Fin.          

viernes, 27 de diciembre de 2013

Lucero de invierno



Lucero de invierno
Por Juan Varela
Pizzería Kentucky – Varelópolis.
Agosto/Septiembre/Diciembre 2013
Corrector: Leandro Tirel

El invierno habitó la ciudad de Buenos Aires y las incontables historias de adoquines y esquinas, que fueron un lugar para soñar, tuvieron su refugio en el techo y en el cálido abrazo de un desconocido.
La casa tan fría y los recuerdos de sillón tan tibios, me hicieron sentir que aquello que preferí olvidar en algún momento se vuelva carne viva entre ladrillos y cemento.
Aun que todavía no me he acostumbrado a estar conmigo misma y a mi temor a sentirme sola.
No existen ojos en este mundo capaces de hacerme sentir tan real como aquellos que alguna vez me vieron. Con amor, con furia, con desprecio y serenidad. Aquellos eran mi estado de bienestar y mi lugar en el mundo.
En cambio, éstos que observo en este injusto invierno, no son suficiente remedio para tanto adiós. Son un caleidoscopio por donde mirar, pero no un sitio para tocar.
El frío no es tan crudo como la desesperanza, como sentir que todo cambia aunque yo no quiera cambiar, y el deseo, como algo perdido, como un valor permutado en la mesa de cualquier bar.
No se como decírselo. No encuentro el valor para tal desafío. Él me mira sin esperar nada a cambio. Parece, a la distancia, tan tranquilo, como para no saber lo que le tengo que decir.
Me da besos, me toca y me abraza, como si tuviera algo más que frío, como si quisiera ablandarme y que le diga la verdad, lo que realmente siento.
No puedo. Ojalá todo fuera distinto, pero no puedo. No puedo ni subir la mirada, pero él lo hace. A pesar de que faltan años luz para el primer rayo de sol de la primavera, él no para de observarme.
Me mira, me analiza y yo me pongo más y más nerviosa ¿Será que no tiene nada que perder? ¿Será que el invierno pueda ser su lugar? ¡Mentira! Todo lo que le pueda ofrecer serán hoy y siempre mentiras, porque yo lo extraño a él, no a él… Mejor dicho, lo extraño al otro, aunque irónicamente él siempre fue el otro. Y a todo esto me pregunto: ¿Cuánto faltará para terminar el invierno?
Son las mil de la mañana y su penetrante e impertinente mirada invade ahora mi habitación en el lugar donde precisamente antes salía el sol, que ahora pareciera no existir.
Terminamos de coger y yo ni siquiera empecé a sentirme bien. Me florece la culpa, me florece la evasión. Me florece todo aquello que me juré cortar de raíz. Él está contento como quien dice “la felicidad del ignorante”. Me invita un cigarrillo que no acepto… Otra mentira, muero por un cigarrillo, pero tengo que terminar con esto, tengo que por lo menos intentar decirle la verdad.
Afuera, el viento sopla fuerte, no existe un alma capaz de soportar una charla de esquina sin tiritar o desear el confort del hogar. Una noche sin que una estrella salga a escena y una calle sin el menor ruido habitual. Debe ser por eso que el estallido se escuchó más allá de los límites de la verdad: Le había roto el corazón.
Cuando alguien rompe un corazón, toda moral y buenas costumbres quedan desplazados para darle paso al instinto más violento y horrible que el hombre puede conocer: El desprecio.
Fueron varios minutos de gritos y confusión, de dolor expuesto y de suma violencia e incorrección verbal. Verlo así era ver al odio en primera persona. Sus confusas palabras se mezclaban con saliva y una furia a tamaño escala, hicieron despertar a casi todo el barrio.
Yo no sabía qué hacer, pero dentro de ese manicomio al que llamo hogar, en ese instante sentí alivio por mi misma. Algo así como una felicitación del alma por mi valiente decisión. Creo que él nunca lo logró percibirlo de esa manera.
Tomó sus cosas y se perdió en la noche. Me deseó algo peor que la misma muerte: no me deseó absolutamente nada.
Me levanté de la cama, fui a la cocina, me prendí un cigarrillo y contemplé el silencio que rodeaba mi casa después del huracán.
Todavía falta mucho para el verano, pensé. Pero a partir de ahora, cualquier noche voy a poder ver salir el sol.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Una chica con un tatuaje de Los Ramones



Una chica con un tatuaje de Los Ramones
Por Juan Varela
Varelópolis. Mayo/Noviembre/Diciembre 2013
Corrector: Leandro Tirel

No tenía los ojos brillosos y llenos de furia de la Joan Jett de los años setenta, ni la boca roja y punzante de Brondy Dalle en tiempos de The Distillers. Tampoco la audacia y sensualidad de Deborah Harry en el instante en que Blondie se transformó en un grupo pop. De hecho, tampoco acusaba tener el desparpajo, ni la locura de Nancy Spungen cuando aun salía con un tal Sid Vicious antes de él la matara.
Pero, a pesar de todos sus defectos, era una chica punk. Una chica que parecía haber salido de un cuento de reviente, sexo y rock and roll en el CBGB de New York.
Había algo en su sola presencia que me daba a entender que no era igual a cualquier otra. En otras palabras, creí que era una chica demasiado linda para ser punk, pero demasiado real para no serlo.
La oscuridad del antro donde nos encontrábamos hacia juego con su remera cortada y gastada de los Misftis con la leyenda: “die die my darling”, como si esa expresión de deseo fuera un presagio o una advertencia a todos los que se le acercaban hablar. Y no eran pocos, porque claro, en este antro si había algo que sobraba eran las cosas feas.
Feo sonido, feos baños, fea barra, fea cerveza caliente. La lista era interminable, tanto como los hombres que se le acercaban.
Unas lindas piernas enrolladas en un apretado chupín color azul oscuro, donde sobresalía un cinturón de tachas algo gastadas y unas obvias zapatillas de lona, adornaban a lo más lindo entre tantas cosas feas que pude ver en toda la noche. Más oscuro quizás era su pelo con un prominente flequillo hecho a mano y con un pañuelo tipo bandana que le daba vuelta la cabeza.
Podría aparentar ser una chica punk, pero también podría ser una chica Pin Up como Katy Perry o algún retrato del pintor Alberto Vargas y Chávez. Pero lo que más me cautivo fue un tatuaje de colores oscuros en su omóplato, de espaldas, como si quisiera que todos sepamos que ella es punk por delante y por detrás.
El tatuaje no era otro que el escudo de los Ramones. Aquella obra de arte creada por Arturo Vega, el quinto Ramone, que parodiaba del símbolo de los Estados Unidos con el águila sosteniendo un bate de baseball y una hoja de muérdago con una cinta sujeta del pico del animal con la consigna: “Look out Below” (mirar por debajo).
Allí se podía divisar, alrededor del águila, la primera formación del grupo: Johnny, Joey, Dee Dee y Tommy. Este escudo con el tiempo iría mutando a través del ingreso y partida de algunos integrantes y algún que otro detalle más.
Volviendo a la formación original, aquella grabó los primeros discos y sacó los temas más importantes de toda su historia. Una formación que nunca vino a la Argentina, pero que bien hubiera valido la pena tener sobre la piel. Ella sí sabía lo que tenía tatuado.
La noche seguía su curso y yo veía sorprendido la fila de hombres que pretendían tener algo con ella. Rubios, morochos, altos, bajos. Era como un gran desfile de gente fea queriéndose quedar con la linda del antro. Pero así como llegaban se iban. Ella los rechazaba solamente con una mirada, con un solo gesto, como una verdadera despachante de punks… Die die my darling.
A todos sus pretendientes los identificaba solamente con verles la remera rockera de turno. Los había de Ramones, 2 minutos, The Clash, Flema, Sex Pistols, La Polla, alguna perlita de los Dammet o los Stooges y alguna que otra banda desconocida, pero no importaba su remera, solamente era cuestión de segundos para que los corriera de la vista de inmediato. Quizás ella sabía que era, por lejos, la más linda.
La música sonaba y ella movía la cabeza y los pies como entendiendo lo que estaba escuchando, hasta inclusive modulaba alguna de las canciones. Pero cuando sonaban Los Ramones ella se convertía. Alzaba los brazos, bailaba, se movía y sobre todo lo disfrutaba.
Yo no podía dejar de verla. Realmente me gustaba mucho, pero si me acercara seguramente correría la misma suerte que los demás. A diferencia de mis contrincantes, yo no tenía una remera rockera para chapear, ni cosas rotas, ni cresta, ni aros. Ni siquiera parecía un punk. Podría venderme, pensaba, como el exponente del “punk is dead” y quizás funcionaría… No lo sé.
Todo transcurría de igual manera y luego de un par de tragos encima se me ocurrió una idea con la cual acercarme y poder llevarme el gran premio a casa.
Ella seguía tomando su cerveza y bailando sola como si nadie alrededor le interesara. En un instante saca un cigarrillo y yo me arrimo rápidamente para prendérselo. Me mira con desprecio, como queriendo hacerme notar que lo que acababa de hacer no era un gesto de caballerosidad, si no un acto oportunista para poder acercarme a ella.

- Que lindo tatuaje que tenes. Para mí esa fue la mejor formación de Ramones

La punky me mira raro, como no entendiendo la situación en la cual la acabo de meter. Quizás pensó que teniendo la posibilidad de mirarle el culo o las tetas yo me fuera a fijar en un tatuaje totalmente trillado y reiterativo en el ambiente del Punk Rock.
Sutil pero amistosa, me brinda un gracias y una pequeña oportunidad para ver hasta donde puedo llegar con los cumplidos.

- En serio, fue la mejor formación de Ramones, mirá

En ese momento saco por debajo de mi remera un colgante con una medalla del logo de Ramones exactamente igual al de su tatuaje con el Johnny, Joey, Dee Dee y Tommy pero en versión miniatura de color blanco con letras plateadas.

- Que copado  - Me responde sin darle mayor importancia.

- ¿Cómo te llamás?  - Le retruco.

- Judy.

“Judy” ¿De Judith? ¡No! “Judy” de ¡Judy is a Punk! El tercer track del primer disco de Ramones de 1976 con la primera formación, la misma del tatuaje y de la medalla.
Era una obviedad, pensé. Pero era una obviedad bastante planeada. Se podría hacer llamar Shenna de “Shenna is a punk rocker”. “Ramona” o algo un poco más desentonado como “Caro Ramone”. Pero se llamaba Judy y eso me fascinaba aun más, porque fue la primera canción en autoproclamar a una chica como punk. Aunque en realidad la letra diga que “Jackie is a punk Judy is a runt” (Jackie es la punk y Judy la callejera). Pero a la mierda con eso. Si la canción se llama “Judy is a punk” ¡Ella era la punk!  
La miré sonriendo mientras ella seguía en la suya, yo quería seguir preguntando. Creía que le había entrado en gracia… Pero fue todo lo contrario. No me preguntó ni mi nombre ni me invitó a garchar. Terminó el cigarrillo, lo tiró al piso, me escupió el humo y me dijo:

- Chau…

- ¿Chau? Pero si estamos…

Fue un instante, cuando su bello rostro inerte y carente de emoción se desfiguró con una gran sonrisa al ver a un conocido ¿El novio? No, peor…
La chica punk me apartó del camino y salió corriendo a los brazos de… ¿Otra chica? ¡Si! ¡Otra chica! Se dieron un fuerte abrazo y un beso tan largo, eterno y excitante, como si fuera lo último que harían en sus vidas. Todo eso, ante las miradas atónitas de todos mis contrincantes y la mía también por supuesto. 
A mi chica punk… A mi chica punk le gustaban las mujeres. Ahí mismo lo entendí todo. Entendí a mis rivales, la entendí a ella y entendí su remera… “Muere, muere mi querida…” Nada más romántico.
Aunque la sorpresa del final me dejó un poco más tranquilo, no dejé de sentirme rechazado. Duré menos que un tema de Ramones en vivo. La había perdido. En esos breves segundos fui un nombre más en su lista de hombres de la noche.
Solamente me quedó contemplar por última vez su tatuaje de 73 estrellas, 12 flechas, 1 águila, 38 plumas y 21 letras. Además de esa incorrección, esa falta de interés por el resto y haciendo solamente lo que le importara sin pensar en los demás… Sinceramente era una chica muy punk… Hey ho let´s go

Dedicado a la memoria de Arturo Vega (1948 – 2013)



martes, 18 de junio de 2013

Palabras de junio...




VERTE
Junio 2013

Algunas veces quisiera que desaparezcas.
Solo quisiera que seas un momento en el día, un instante en el cual pensarte, pero no imaginarte.
Porque imaginarte sería verme tan frágil y asustado.
Tan inseguro y abrumado.
Algunas veces quisiera que desaparezcas.

Para empezar a verte y así poder empezar a verme… 


LO HARÍA
Junio 2013

Si pudiera decirte quien soy te lo diría.
Si pudiera esconderme en el árbol más alto o en el mar más profundo no dudaría.
Si pudiera hacerte desaparecer por un instante, ni lo pensaría…
Si pudiera seguir creyendo seguiría caminando entre las vías,
si esta noche me encuentra pensando simplemente que haría, sin esperar nada a cambio, solamente una salida. Simplemente lo haría.  


ALIMENTAR EL DESEO
Junio de 2013

Hablarle a la ausencia, abrazar al silencio
ahuyentar el pasado, reírme del presente
brindar con lo desconocido, tentar a la suerte
desplegar velas, ajustar sueños, vivir del olvido.
Pensar una canción, medigarle a la frustración, alcanzar el vagón
demandar al tiempo que me dejó esta sensación de confusión
nadar entre los recuerdos sin mojarme.
Alimentar el deseo.  

sábado, 27 de abril de 2013

Universo




Universo - Febrero 2013
Había algo en sus ojos capaz de traspasar cualquier palabra que pudiera decir.
Fue un momento en el cual me sentí atomizado, eclipsado, no por su presencia, si no por su sola mirada. Ella escondía un universo en esos dos pequeños redondeles con pupilas que hacía que mis nervios se calmaran y mi corazón latiera con más velocidad a cada momento.
Había algo allí: Un futuro, una visión, un algo y yo lo podía ver, lo podía admirar y aun así me daba miedo saberlo todo.
Porque todo lo que había en su interior no me pertenecía, pero quería formar parte, ser uno en sus ojos para poder ver lo que ella veía, para mirar su universo aunque sea por un instante. Ese instante en el cual me ví tan lejos y tan cerca de la vez.    

Juan.- 

lunes, 4 de febrero de 2013

El odio que me dejó el amor de Carolina (Pánico y locura en la red social)




Me juré a mi mismo nunca hacerlo, jamás, aunque mi vida dependiera de esa transcendental decisión. Sin embargo lo hice por dos simples razones: La primera porque no juro muy seguido siendo un ateo tirando a agnóstico y la segunda… Porque soy un pelotudo.
Mi vida con Carolina no dejó más que el sucio y frágil recuerdo de nuestra separación. A lo largo de casi dos años de relación, el momento que más viva la sentí fue cuando me pidió, de una manera poco elegante, que nos dejáramos de ver. Dejándome cálidas y apasionantes frases como: “Sos un egoísta” “Siempre pensas en vos mismo” y la mejor de todas: “Vos siempre ves el árbol pero nunca el bosque” Y claro, como mierda voy a ver el bosque si vivo rodeado de edificios y pavimento. En ese momento pensé que ella estaba loca y yo me sentía, por primera vez, un pelotudo.
El tiempo pasó y estuve mucho mejor, pero todavía había algo que tenía que saber. Una duda… Esa duda que me juré a mi mismo nunca resolverla. Me encontraba en una encrucijada, en un callejón sin salida, en un… En fin, tenía que saberlo. Entonces en ese momento tomé mi computadora, me prendí un cigarrillo, rompí mi promesa y entré a Facebook.
No tenía ninguna notificación, ningún mensaje ni nadie que quisiera ser mi amigo en ese momento. Estaba limpio. En el muro general no aparecía nada interesante, tampoco me importaba, entonces sin más preámbulos busqué su nombre en la barra de “Buscar personas, lugares, cosas”. Estaba dispuesto a dar el primer paso.
Tecleé textualmente “Carolina Sztajnszrajber”. Si, ese era su apellido, extraño si los hay. Ni siquiera en nuestro mejor momento supe si quiera pronunciarlo, menos escribirlo. Recién al año pude decirlo correctamente y lo escribí a la perfección dos meses antes de que me deje ¿Curioso no? La vida es buena pero injusta.
La puta madre, no estaba. Se que tenía, porque alguna vez fui “su amigo” pero luego de romper nuestra relación también rompió “nuestra amistad” en la red social.
¿Por qué carajo no me aparecía? Los únicos Sztajnszrajber de la lista eran Nicolás, Eduardo y María. Primos y hermana respectivamente. Además de un grupo llamado “Los Sztajnszrajber del mundo” que tenia un par de afiliados, pero el nombre de Carolina también brillaba por su ausencia.
¿Se habría borrado del Facebook? Siempre me decía que no le daba mucha bola a esas cosas, que entraba de vez en cuando para buscar amigos y compañeros que hace doscientos años que no veía para preguntarles que fue de sus vidas y luego nada. Ver fotos de sus amigas y poner mensajes de poco vuelo en los cumpleaños de sus contactos que jamás en la vida dió para llamarlos. Básicamente hacía lo que todos hacemos cuando entramos a Facebook.  
No me rendí fácilmente. Pensé otra estrategia. Entrar por la hermana, María. En una de esas podría funcionar.
Entré al Facebook de María que nunca fue mi amiga pero sin embargo tenía sus fotos, su información, su mapa, sus “me gusta” abierto para todo el público, inclusive para mí. Una a favor.
María era más chica que Carolina. En dos años no la vi muchas veces pero Caro siempre me habló de ella preocupada porque estaba por dejar de ser una niña para convertirse en una adolescente rebelde sin causa y bien boluda. Empezaba una nueva etapa en su vida: Las salidas, el escabio, el sexo. María le preguntaba sobre las pastillas anticonceptivas y Carolina pareciera que le agarraba un ACV. Yo siempre me reía, simplemente porque nunca supe bien que decir al respecto.
No me detuve mucho a ver sus fotos y esas cosas porque no daba, además me sentía un pedófilo. Todavía era una pendeja y yo me cogía a su hermana, no daba. Preferí pasar a los amigos y nuevamente volver a teclear “Carolina Sztajnszrajber” ¿Y que pasó? ¡Apareció! ¡Qué hija de puta! Bien escondida estaba ¿Se cortó el nombre? ¿Por qué aparece como Caro Sztajnszrajber? Todas estas respuestas y mucho más en el renglón de abajo.
Dicen que las mujeres cuando se divorcian sufren un cambio radical y estético para estar más lindas, renovadas, etc, etc ¿Podría ser Carolina un claro ejemplo de esto o la excepción que confirma la regla? Quizás me podría encontrar con una ex novia dejada, fea, triste y angustiada… Sería un alivio para mí. Pero también me puedo encontrar con una ex novia que esté más buena que encontrarme dos millones de dólares en la calle.
Lo estaría a punto de averiguar. Estaría solamente a un clic de traspasar un límite del cual quizás no pueda volver jamás ¿Estaría dispuesto? Ya fue…
Como era de esperar el Facebook de Carolina, a diferencia del de su hermana, estaba casi todo cerrado con llaves. Su muro, información, sus me gusta, fotos. No había nada, solamente su foto de perfil y el de la portada (Esa que es gigante que aparece como un telón detrás de la foto de perfil). No cambió nada. La foto era la misma de cuando era mi amiga en la red social y la portada era un cuadro Picasso que siempre le gustó. Nada nuevo, lo único que cambió en este tiempo fue el nombre, que en realidad se lo acortó, igual le quedaba bien.
Un poco más relajado al haberme sacado la mochila de la duda, me prendí otro cigarrillo y empecé a cliquear su página sabiendo que no podía entrar a ningún lugar y eso me hacía sentir muy bien porque no hay nada peor que la verdad revelada, pero lamentablemente para mi esta verdad iba a dar la cara.
En un rapto de idiotez propia pongo la puta flechita del mouse sobre la foto de perfil de Carolina y por arte de magia se abre. No fue para tanto, solamente maximicé la foto que ya conocía y que nunca cambió… ¿No fue para tanto?
Al costado izquierdo de la foto de perfil agrandada encontré para mi sorpresa un “me gusta” de una persona… De un hombre… ¡De un flaco! Nunca antes lo había visto. Inclusive nadie, ni siquiera yo le había puesto en su momento un me gusta a esa foto… Este era el primero. No tenía la fecha, solamente un nombre: Fede Schvarztein.
Prendí otro cigarrillo y me dije a mi mismo: ¿Quién es este naipe? ¿Será algo de Carolina? Seguido a ¿Estaré dispuesto a traspasar otro límite al cual quizás no pueda volver? Nuevamente entré en la duda.
Dos segundos después me dijo otra vez a mi mismo, “Ya que hice treinta, hagamos treinta y uno” Le di clic y entré al fascinante mundo de la especulación y el morbo de la mano de un tal Fede Schvarztein.
Era un tipo, eso era algo obvio y no porque lo dijera su información completísima. Su foto de perfil era un primer plano de su cara con sonrisa de forro. Y ahora que hice treinta y uno, hasta los cien no paraba.
También tenía el perfil abierto para que cualquier pelotudo como yo lo viera. A ver… Información: Hombre, nacido el 13 de julio pero no dice el año (seguramente porque está hecho mierda) estudió en la Universidad de Cine… Perfecto, estaba en presencia de un ridículo cineasta cool que seguramente hacía cortos que a nadie le interesan porque son una mierda inentendibles y que su único futuro posible será perder el resto de su vida laburando en una oficina de traje porque la vocación se le fue a la mierda por querer ser un “artista”.
Me agité, me levanté, fui a la cocina, me prendí un cigarrillo y me traté de tranquilizar. Le di dos pitadas y volví a sentarme frente a la computadora. Tenía que seguir.
¿Puede Fede Schvarztein estar curtíendose a mi Caro Sztajnszrajber? Hasta los nombren daban para eso: “Sztajnszrajber y Schavarztein la historia del garche del nunca acabar” ¿Puede que estén garchando o quizás sean pareja o peor aun… Matrimonio? Me estaba complicando demasiado, quizás sean solo amigos que se conocieron en unos de sus grupos de Facebook onda “Tengo el apellido más indescifrable del mundo” o “Nadie en la puta vida pudo escribir mi apellido” Cualquier cosa podía ser posible.
¿¿1763 fotos?? ¿Puede alguien en esta vida haberse sacado 1763 fotos? Quizás este naipe sea el primero.
A lo largo de diez minutos recorrí 567 de sus fotos y no aparecía Carolina. Me fijé en sus álbumes y por suerte no encontré más que cosas trilladas onda: “En rodaje” “En Europa” “Summer” “Soy forro de mierda que me hago el cool a pesar de tener esta cara de tarado” Ese último no lo encontré, una lástima
No contento con pasearme por la vida de este pobre infeliz vuelvo a su muro y pongo “ctrl f” y busco, otra vez, el nombre de Caro.
Carajo, aparece unas tres veces. La primera es un me gusta en una foto de perfil. Supuse que se habrán devuelto gentilezas por ponerle un me gusta a la foto de ella. Nada del otro mundo.
La segunda fue un comentario de un video que publicó hace por lo menos un mes ¿¡Un video de Emir Kusturica llamado Prnavor!? ¿Qué mierda quiere decir Prnavor? “Me encanta esta canción” le puso… A lo que él le contestó en el comentario de abajo: “Me encanta que te encante” ¡¡La concha de tu madre, le estaba tirando onda y por Facebook!! Y claro, si es un director de cine, es obvio que le va a encantar la música de Kusturica por más que sea pura mierda.
Mi pulso cardíaco se aceleró considerablemente y no contento con esto me fijo la tercera vez donde aparece el nombre de MI chica…
“Lindo, la pasé re bien con vos”. En ese momento me desbasté. Le dijo que la pasa re bien con él, a este pedazo de hijo de puta… La foto era él sosteniendo una cámara y poniendo otra sonrisa de forro con el comentario al pie de: “Terminamos el rodaje, que bien me siento”
Que mal me sentí. Ahí me di cuenta que tenía alma, que tenía sentimientos, que tenia todas esas cosas que por años las había evitado. Este momento reflotó todo.
Carolina había rehecho su vida y lo único que hice yo fue maldecir a un pibe todo el día. Me sentía desbastado, casi a punto de llorar más por el odio que por el amor que no fue. Me sentí un pelotudo, pero esta vez con todas las letras, por desobedecerme, por traspasar límites, por haber sido advertido y sin embargo lo hice y acá estaban las consecuencias… Me prendí el decimonoveno cigarrillo, me apoyé sobre la ventana que daba a la calle de mi casa y me puse a observar la nada misma. Segundos después me di cuenta de cuantos árboles tenía alrededor.        

Fin.
Diciembre 2012