Desde el inicio del tiempo existió la buena y la mala gestión.

En el principio fue el reinado de las grandes gestiones, cuyas hazañas quedaron para siempre en la memoria colectiva defendiendo a los indefensos, a los sin voz, a los necesitados de siempre combatiendo todo tipo de injusticia.

Pero con el paso del tiempo un extraño cambio dio vuelta la historia.

Algunas grandes gestiones fueron mutando, vendiendo sus lealtades, engañando a quienes los habían elegido para defenderlos, traicionando a sus propias palabras, pensando en su beneficio propio, olvidándose de todo y de todos.

Ya nadie sabía a quien creerle, cual era la mala y cual era la buena gestión.

Y fue así que surgió la otra gestión…la gestión que se pregunta, la que se cuestiona, la que está en contra de nadie y a favor de todos.

ESA GESTIÓN ESTÁ CRECIENDO EN ESTE INSTANTE...

lunes, 13 de junio de 2011

En la multitud



La soledad no es peor que reconocerse en una hoja en blanco. Por el contrario, la soledad es reconocerse cuando esa hoja está llena de palabras y más aun cuando las envuelve signos de pregunta.
La verdad no es peor que entender la realidad. Cada cual entiende y acepta como puede su verdad cuando reconoce que la del otro también es la verdad.
Aun así es inevitable, por momentos, no sentirse desamparado. No sentir el profundo vacío que deja quien vino a ocupar un espacio. Quien se supone que fue alguien que llegó de una manera tranquila, silenciosa, casi pidiendo permiso a irse de un portazo y sin saber nada más.
Y el no saber nada más es peor que cualquier portazo, cualquier grito y cualquier escena de riesgo. Es lo más parecido a la muerte y lo peor de reconocerse en la muerte es saber que todavía está ahí. Que camina tus mismas calles, que toma tus mismos atajos y que sabes que quizás en algún momento te la puedas encontrar. Aunque en la multitud no pueda reconocerte.
Pero aunque en la velocidad de la ciudad se nos olvide de muchas cosas y en la multitud uno se pueda perder fácilmente, siempre quedará la noche, en el momento en que uno se encuentre como una hoja en blanco mirando al techo y envolviéndose en preguntas frecuentes tratando de entender la realidad de la verdad ajena.

Junio 2011
En casa.

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